Fatiga mental
- mirandadiana
- 20 sept 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 oct 2024

Tuve dos semanas intensas de "quejas" de otras mamás sobre mi niño grande. Que si le contó sobre temas de miedo, que si le dijo que la magia no existe, que si le preguntó: "por qué tienes panza?" que si no se integra con los niños del bus.
Así durante dos semanas me estuvieron llegando mensajes a mi celular a cualquier hora del día hasta que se desbordó el costal de piedras y dije: "bastaaaaaa, déjenme en paz!!!!!"
Meditando un poco ya más tranquila y apoyándome con amigas para sacar y hablar del tema y obvio con mis terapeutas, por que si, tengo dos; una que me conoce de toda la vida y, por lo tanto, sabe todos mis demonios y otra que me ayuda completamente con el tema de mis niños. Llegué a la conclusión de que necesito estar, todavía, más presente, porque me considero una mamá presente y dos; mamás!!! no nos metamos en temas de nuestros niños ni estemos enviando mensajes "terroristas" porque nuestro juicio no es el mismo de nuestros niños.
Y mi pensamiento en cuanto a este tema tiene que ver con el cerebro de un niño vs el cerebro de un adulto.
En los adultos, la corteza prefrontal está completamente desarrollada, lo que les permite hacer evaluaciones más racionales y juicios críticos. Sin embargo, esta madurez cerebral también significa que los adultos tienden a caer en patrones de pensamiento más rígidos, basados en sus experiencias pasadas. Esta maduración del cerebro los hace más propensos a categorizar y enjuiciar, ya que se han formado redes neuronales más estables y hábitos de pensamiento.
El cerebro de un niño está en constante desarrollo, y algunas áreas importantes, como la corteza prefrontal (que regula el juicio, el autocontrol y la toma de decisiones), no están completamente desarrolladas hasta bien entrada la adolescencia e incluso la adultez. Esto significa que los niños tienden a ser más impulsivos y menos propensos a hacer juicios críticos. Se enfocan más en la experimentación, el juego y la creatividad, ya que su cerebro está diseñado para absorber grandes cantidades de información y adaptarse rápidamente.
Los niños, al tener menos experiencias acumuladas, tienden a percibir el mundo con frescura y sin el peso de juicios previos. Su cerebro está constantemente creando nuevas conexiones neuronales a medida que aprenden y descubren, lo que los hace menos propensos a emitir juicios rápidos.
En cambio los adultos utilizan su experiencia para guiar sus juicios. Aunque esto les permite tomar decisiones informadas, también puede hacer que se vuelvan más rígidos o cerrados a nuevas perspectivas, porque el cerebro busca patrones familiares y previsibles.
En conclusión: son niños, están descubriendo, aprendiendo, viviendo y siendo!!! no le "quieren hacer daño a tu hijo" por que gracias a su niñez no cuentan con ese juicio ("maldad") con la que nosotros los adultos sí contamos.
Entonces cuando se vuelva a presentar una situación similar detente unos minutos, respira y piensa en esto; no están haciendo nada malo, aunque tú creas que sí, aplaude su inocencia y sobre todo que son genuinos.





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