Es el rencor en las mujeres un derivado de los berrinches en su edad adulta?
- mirandadiana
- 14 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Ahora me río de ésto, pero es increíble que nos quejemos de los berrinches de nuestros hijos o que nos causen tanta pena, sobre todo al estar en público, cuando los primeros que hacemos berrinches somos nosotros los adultos y esos berrinches nos duran días, semanas, meses y hasta años o toda la vida.
Cuando un niño hace un berrinche lo hace con todo: grita, patalea, llora, se enoja; lo saca de la mejor forma que pueda y logra externar todas esas emociones para no quedarse con ellas, después de unos minutos, por que no dura más, se calma y sigue como si nada.
Qué increíble y que metódicos que son sin que nosotros lo validemos ni lo valoremos, más nos causa a nosotros desesperación, enojo, frustración su berrinche que a ellos mismos.
Los adultos, los que no supimos regular nuestras emociones de niños, no por que no quisiéramos, si no, por que nadie nos enseñó; vamos haciendo toda la vida berrinches y nos vamos quedando con el nudo del coraje, de la tristeza, de la desilución, de la traición, del nombre que le quieras poner y qué crees? pues nos enfermamos, nos sentimos mal durante mucho tiempo y todo esto se debe a que NO LO HABLAMOS, no lo sacamos como lo hacen los niños con esa sabiduría y autenticidad que les caracteriza.
Tan fácil que sería decir lo que pensamos y lo que sentimos a los demás, para no tener malos entendidos, y sobre todo las mujeres, que pasamos la vida HACIÉNDONOS CUENTOS EN NUESTRAS CABEZAS de algo que no pasó y de situaciones que no tenemos ni idea que en algún momento sucedieron! Como si tuviéramos que adivinar lo que las demás mujeres piensan, sienten, quieren o no quieren, les preocupa, les agobia, les molesta, y así infinitamente.
Y mi pensamiento es: "yo creo que seríamos tan poderosas si no fuéramos tan complicadas? Gobernaríamos el mundo, pero no, no estoy segura si son las hormonas o simplemente lo complejo de nuestras mentes.
Ayúdame a querernos un poquito más.
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